5 de mayo de 2012

Chelsea, campeón de la FA Cup 2012


El Liverpool había ganado los últimos cuatro enfrentamientos contra el Chelsea: tres en la Premier League y uno en la Carling Cup. Fue superior en casi todos ellos. El año pasado, Fernando Torres decidió en Anfield con un doblete y una actuación brillante de Lucas Leiva. Para el encuentro de vuelta, ya con Dalglish en el banquillo y Torres en el equipo rival, los reds armaron una defensa de cinco, con dos mediocentros y dos interiores, que detuvo al Chelsea para que Meireles sentenciara en la segunda mitad. Esta temporada se presentó en Stamford Bridge contra Villas-Boas y asestó el golpe definitivo a pocos minutos del final, gracias a un gol de Glen Johnson. Fue el partido que más complicado lo tuvo porque Mata así lo quiso. El español atacó una y otra vez la zona central del Liverpool hasta que Dalglish modificó el equipo. El cuarto de los enfrentamientos fue en la Carling Cup, el pasado mes de diciembre, una fecha que muchos recuerdan por ser el último partido de Lucas desde su lesión. Un inspirado Maxi y un cabezazo de Martin Kelly cerraron el 0-2. Cuatro encuentros, cuatro victorias. Pero la FA Cup, en una final, con Di Matteo al frente, fue otra historia.

La mayor carencia del once que planteó Dalglish, o sencillamente del Liverpool en sí, fue la creación de las jugadas. Spearing no es consistente como cinco único y fluido salvo cuando recibe en ventaja mientras que Henderson tiene terror a girarse con el balón en sus pies. Si recibe de espaldas, teme la presión en su espalda. No confía. Por eso su mejor rendimiento llega cuando está metido entre los centrales y es capaz de mirar de cara a la portería rival... o cuando disfruta del juego combinativo en tres cuartos. Ahí sí funciona y ha tenido buenas actuaciones en los últimos meses, pero contra el Chelsea no pudo. Tan solo las caídas de Gerrard generaban algo de continuidad. El Liverpool tuvo el balón y no supo qué hacer con él, no evitaba la primera línea de los blues porque no había un jugador que la rompiese. Agger lo intentó en conducciones con cierto peligro, Gerrard puso de su parte, pero no hubo manera.

La alineación de gala del Chelsea desde que el italiano es el entrenador está organizada en un 4-2-3-1 que no ofrece dudas. La posición de Mata, que antes era la de un extremo que buscaba los espacios interiores, ya es totalmente centrada. Y por ahí tejió el Chelsea su plan para ganar el partido. Es el mismo movimiento que hace meses estuvo muy cerca de darles la victoria, de no ser por una sustitución acertada del Liverpool. Pero el once de Dalglish no daba más de sí y Mata lo explotó con un pase al hueco hacia Ramires, ayudado por la pasividad de José Enrique y culminado por Reina. El futbolista brasileño es fundamental en la idea de este Chelsea de salir al espacio. En la banda derecha, defendida de forma horrible por el Liverpool, encontró su camino más sencillo. Spearing no acertó en el despeje, Mata se encontró en solitario con una mitad de campo por recorrer y el resto, un pase y una definición, fue pan comido.

Ni siquiera la modificación de poner a Henderson en la banda derecha y a Bellamy junto a Suárez surtió efecto. El Chelsea no sufrió ningún desperfecto durante cuarenta y cinco minutos. Los dos centrales acorralaron a Luis Suárez en los laterales y los dos extremos reds no conocieron el desborde. Drogba empezó a bajar balones en su dura pugna con Skrtel y en uno de ellos, tras un buen pase de Lampard, hizo el segundo gol blue. Gerrard, que caía desde la mediapunta para sacar el balón, defensivamente no llegaba para ayudar al centro del campo. Henderson tiene un retorno lentísimo y Spearing no consiguió manejarse en un terreno que dominó Mata. La única solución que le quedó al Liverpool, y que utilizó para equilibrar el desnivel, fue la entrada de Carroll en la punta de ataque por un desbordado Spearing. Esto llevó a retrasar a Henderson, algo que mejoró su rendimiento, y a Gerrard justo delante de los centrales. Con recorrido.


La entrada de Andy Carroll significó el desahogo del Liverpool en forma de balones largos que el inglés acomodaba en beneficio del resto. Su especialidad, el motivo por el que durante 2012 ha encontrado su mejor forma y la razón por la que su salida del once titular, en cualquier ocasión, puede ser discutible. Sobre todo si por el centro no generas y los balones laterales no tienen destinatario. Encontró su gol en una finta en el área y tuvo opciones de empatar, aunque se topó con Cech. Revitalizó el partido pero, sobre todo, le ofreció al Liverpool un camino que seguir, algo que no había encontrado en los sesenta minutos previos. Con la Eurocopa tan cerca y la cantidad de dudas que existen sobre Inglaterra, en él pueden estar algunas soluciones. Pero el Chelsea fue claro merecedor del triunfo y, con Di Matteo en el banquillo, el artífice de un ascenso y una sucesión complicada, ya miran hacia la Champions League.

1 comentario:

Nico García dijo...

Lo siento Álvaro.

Un saludo!